Aquí está Sombra,
oscura viajera, camina conmigo.
Me cuenta que está cansada,
parlotea, refunfuña...
"Mi destino no me pertenece", me dice.
Anochece...
Sombra desaparece.
Una voz le grita.
"¡Has dejado de existir!"
"¿Quién habla?", susurra mi amiga algo asustada.
"Soy la Nada"
Sombra sonríe serena.
"Moraré eterna, contemplando un mundo colmado de luz.
Con poco que una luciérnaga baladí me ilumine, existiré."
Amanece...
Sombra despierta, ve su reflejo ondeante en un río.
"¡Que tonta!, siempre fui dueña de mi destino.