Gruesa, curtida
madura la fruta.
El paso se detiene en la frontera,
lo sabe,
no hay regreso.
El valor entrega las agallas,
las ofrece al mar,
las olas rozaran la cobardía,
alzada en la orilla.
El tiempo arrugó las penas,
deslució alegrías,
golpeó al olvido,
en su trono envejecerá.
En el arca,
la memoria esconde su llave.
Y grita:
Vida soy la memoria desnuda,
dame tus ropas,
tengo frío.
Ya no hubo fronteras,
ni camino,
sólo tus pasos,
mi querido y feliz elefante.
Mola
ResponderEliminarSomos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
ResponderEliminarJorge Luis Borges
La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados.
Jean Paul